domingo, noviembre 12, 2006

Remembrazas con mi amigo Gin


Hace ya bastante rato que no me deleitaba con las delicias del Gin, hablemos de unos tres años para ser mas precisos.

La semana pasada, en compañía de un amiguete, nos tomamos un Martini cada uno en un sitio cerca a los torres de Bomboná.
El sitio estaba propicio para el momento, musica acorde (Brit pop) y un ambiente tranquilo pero algo animado. Solo faltaba que pasaran cortos del afable Bond con su trago favorito para cuadrar mucho mejor el ambiente. (por supuesto mis incautos, su coctel favorito es el Dry Martini).

En esos momentos recordé, cuando unos amigos y yo, nos pusimos en la labor de grabar con una 'periodista' cuanta sandeces y pendejadas haciamos mientras la combinación de quattro y Ginebra nos alicoraba. Recuerdo que para el fín de esa noche ya teníamos dos cassettes enteritos, con sonidos de un tiroteo y gente gritando por un muñeco que habían quebrado... Tremendo.

El destino de esos cassettes es incierto para mí ahora, supe que el primero quedó grabado con otras cosas encima, y el segundo fue enviado a Bogotá, a unos primos de un amigo y no sé si ahora esté todavía alla o que... el caso es que esta situación fue prueba superada y nunca mas volvimos a filmar/grabar mientras estuvieramos ebrios.

La curiosidad por el Martini se remonta a unos tres años, tiempo por el cual tenía deseos de probar tan maravilloso coctel, tal cual lo dictaminada un columnista de la revista El Malpensante: "No hay virginidad que resista tres martinis". Caramba!... ha de ser muy bueno.
Desafortunadamente, por falta de información y en medio de un impulso incontrolado, una noche sugerí que nos fueramos al parque Lleras, pues era evidente que por ese sector lo vendían, de eso yo estaba seguro. Así que, dos amigos se armaron de valor para afrontar mi impulso y me acompañaron.

Caimos a un sitio que no recuerdo el nombre (y que pereza dar creditos a un sitio que no se lo merece), el caso y para los mas entendidos que conocen los establecimientos en ese sector, estabamos en un sitio cariñoso... pa' que pero bonito si estaba.

La conversación previa a que sirvieran nuestros cocteles se versó en comentar mis expectativas hacia el trago, el comentario en la revista El Malpensante, en la preparación y los tragos que contenían, en la hermosa cosa verde que flota en el coctel y en la forma de la copa.
Una vez terminamos de adentrar a este mundillo Glamoroso y sofisticado que le da el toque el Martini nos lo sirvieron. Que momento tan bonito home... uno de mis pequeños sueños hechos realidad.

Hablar que casi nos tocó lavar platos por la cuenta que pagamos, debido a unas cervezas importadas que tomamos en mas de una ocasión, paquetes de cigarrillos y porque ya nos creíamos unos putas de aguadas alto perfil no va al caso, y el asunto terminó ahí....

Hasta que volvió esa poderosa curiosidad por deleitarme con un Martini o un trago de Gin hace unos días, en el sitio cerca a las Torres de Bomboná.

Mientras que recordaba todas esas situaciones pasadas relacionadas con el Gin, se me acabó mi Martini, hecho por el cual pedí un Tom Collins para no mezclar mucho el asunto y seguir en la onda del Gin.

Recuerdo que salimos del bar, ligueramente alicorados, rumba al sur, a Envigadito.

Nos encontramos con otro amiguete, y en la penosa situación cuando hay una indecisión eminente de qué se va a tomar en esa noche. (y eso me pasa a menudo) Atiné a exclamar, como tal vez lo hice... hace algunos años: Gin!... quiero tomar Ginebra, no sé ustedes.

Afortunadamente, mis amigos me apoyaron la idea y pedimos una botella de Gin en una licorera de confianza.

Recuerdo que llegamos a mi casa, buscamos algo de musica y acompañando el trago con una quattro nos armamos un parche de balcón.

Un vecino se unió al jolgorio, y aburrido se fue a casa cuando se mandó un trago doble de Gin.

Vino otro amiguete, y recogiendo los suficientes ánimos para seguir bebiendo, recogimos dinero y mandamos a por la otra de Gin.

La noche fue pasando entre conversaciones livianas: hablar de una que otra shica metida en cada una de nuestras vidas y que para esa noche sacamos a ventilar, musica que aguantaba, musica basura. Todo amenizado con sonidos Indie, electro-pop, algo de grunge y ruiditos raros.

El alba comenzó a hacerse notar y con ello mi experiencia nuevamente con el Gin, ese trago incoloro y de aroma perfumado que desde puberto me acompaña y me llena de buenos recuerdos, iría a parar dentro de la taza de un simple inodoro.

5 comentarios:

Data dijo...

El martíni es ley, y el parche de balcón plus amiguetes mola. Hay que repetirlo.

mister Barman dijo...

Hombre... aguantó demasiado.
Lastima la ebriedad que nos embargó... o bueno, lo hablo mas por la mia.

Y si repite, claro que se repite.
Saludos!

La Mera Mera dijo...

Mas ricos son los mojitos, si nunca los ha tomado le voy a decir algo pa ke vaya a probarlos "H A S T A L A M A S H E T E R O H A C E U N D E S L I Z" no mentiras, ne es cierto. Pero pruébelos ke son muy ricos.

mister Barman dijo...

ja,ja,ja!; la Mera, Mera haciendo mella con su curioso comentario...

En realidad he probado tambien el mojito Cubano, son muy buenos, definitivamente la mezcla de ron blanco con zumo de limón es muy legal, pero personalmente me quedo con mi Martini por algún tiempo más.

Anónimo dijo...

No que inmundicia esto, ah, me los imagino tomando Monteskaya y saltando con los "amiguetes" en el balcon...